Cuando había dos Alemanias – Un recorrido por la frontera interalemana

El Muro de Berlín fue la representación de la frontera como distopía, el lugar y el momento donde se aunaron todos los temores y todas las realidades siniestras asociadas al cruce de una frontera internacional. La sensación de peligro, de fin de lo conocido, de asomarse a otro mundo; el alambre de espino, los perros, las torres de vigilancia, el cemento, el zumbido incesante de los generadores eléctricos que mantenían iluminada La Zona. Pero el Muro era una pequeña parte de la mucho más vasta frontera interalemana, que separaba dos mundos, el capitalista y el comunista, el democrático y el totalitario, nosotros y ellos, y que trazaba una descomunal cicatriz de norte a sur hasta darse de bruces con Checoslovaquia. El Muro de Berlín era impresionante, pero como ese muro había centenares de kilómetros de frontera fortificada mucho menos conocidos, donde murió mucha más gente y que causó muchos más traumas.

Un helicóptero sobrevolando la frontera interalemana (fuente). Nótense los dos muros, el exterior (la frontera real) y el interior (el único que conocían los alemanes orientales). Clic en la imagen para ampliar

El origen de la división alemana se remonta, como es sabido, al final de la II Guerra Mundial y al pacto de las grandes potencias en Yalta y Potsdam según el cual los vencedores trocearon el extinto y arrasado Reich y se repartieron su administración y gobierno. A la Unión Soviética le correspondieron ciento y pico mil kilómetros cuadrados de administración (más lo que se quedaron Polonia y la propia URSS, que se agenció Königsberg, conocida desde entonces como Kaliningrado), además de casi la mitad del territorio de Berlín. Entre 1945 y 1949 Alemania permaneció oficialmente bajo el gobierno de ocupación, antes de que le fuera devuelta la soberanía, al menos de forma oficial. La unificación quedó descartada casi desde el principio y en 1949 las dos Alemanias, la Federal y la (autodenominada) Democrática se incorporaron a las naciones independientes, estableciéndose así los 1.401 kilómetros de frontera interalemana.

Soldados de ambas Alemanias se observan junto a la frontera (fuente). Nótense el marcador fronterizo oriental (Alemania occidental jamás instaló ninguno por considerar inevitable la reunificación) y la torre de vigilancia al fondo. Debajo, primer plano de hito fronterizo con verja y torre al fondo, en 1976 (fuente). La frontera solía estar a varios metros del muro, entre cinco y cien, dependiendo de la zona y de la facilidad de construcción junto al límite.

En un principio la circulación entre las diferentes zonas de ocupación fue libre, pero ya en 1946 se estableció como requisito un pase interzonal para circular entre las zonas de ocupación occidental y soviética (del que quedó excluido Berlín; dentro de la ciudad la circulación siguió siendo libre hasta 1961). En mayo del 49 quedó establecida la Alemania Federal, y en octubre sucedió lo mismo con Alemania del Este. La frontera aún estaba abierta y sin vigilancia en la mayor parte de su recorrido, pero eso se acabaría en 1952, cuando Alemania Oriental comenzó a instalar verjas y alambre de espino en toda la frontera y prohibió su cruce bajo penas de hasta tres años de cárcel. La frontera entre Berlín Occidental y Alemania Oriental quedó también cerrada, y sólo permaneció abierto el cruce entre las dos zonas de Berlín. Esto duraría hasta el 13 de agosto de 1961, cuando se inició la construcción del Muro. En los dieciséis años de ocupación más de dos millones y medio de personas habían escapado de Alemania Oriental en dirección al Oeste (un millón de ellos a través de Berlín), algo que estaba dañando seriamente la demografía de Alemania del Este, y causa real de la fortificación de la frontera.

Playa en el báltico justo en lo que tiempo después sería la frontera interalemana. No había muro todavía pero si concertina. Si la pelota se iba al otro lado, recuperarla debía ser un asunto complejo. La playa nunca llegó a fortificarse porque lo que se hizo fue sembrar de alambres de espino y guardias todos los bosques y prados junto a la costa durante varios kilómetros.

La frontera interalemana discurría desde Lubeca o Lübeck, en la costa báltica, hasta la triple frontera con Checoslovaquia. Su fortificación comenzó en 1952 con verjas sostenidas con postes de madera y con alambre de espino en cantidades industriales. La policía de fronteras (Grenzenpolizei) no dejó de aumentar año a año el número de sus efectivos ante la necesidad de vigilar una larguísima línea imaginaria que separaba los dos bloques antagónicos en los que se dividió el mundo durante la Guerra Fría. A diferencia de otras fronteras, como la checoslovaca o la húngara, la fortificación y el endurecimiento de las condiciones del límite fue incesante. Lo que separaba la frontera interalemana en realidad no eran dos mundos, sino familias, grupos de amigos, pueblos vecinos. Un checoslovaco que huyera a Austria se encontraría probablemente en un lugar donde no conocía a nadie y del que desconocía hasta el idioma. Un alemán del este huyendo al oeste tendría muchas menos dificultades en establecerse allí, donde probablemente conocía a gente, o tenía a su familia, hermanos, padres, amigos. Los incentivos para fugarse de la RDA eran muy superiores, y la respuesta del régimen soviético estuvo en consonancia.

Sobre estas líneas, una mujer señala su antiguo domicilio al otro lado de la frontera, a principios de los 50. La familia había huído a Alemania Occidental y se había instalado en la parcela contigua a su casa, desde la que vieron como ésta era demolida por las autoridades orientales. Debajo, una casa construida sobre lo que después sería la frontera, poco antes de ser demolida

La frontera interalemana cortaba en seco cientos de carreteras, caminos y vías fluviales. No sólo Berlín quedó dividido, otras aldeas y pueblos fronterizos quedaron partidos en dos o sencillamente fueron demolidos por las autoridades germano orientales. En la mayor parte del recorrido se instalaron, además de las habituales concertinas, muros de dos metros de alto hechos de planchas de hierro. Once mil personas fueron expulsadas de sus casas por estar demasiado cerca de la frontera y realojadas a kilómetros de allí. La excusa oficial del régimen títere de la RDA para la fortificación era evitar un ataque de la OTAN, de la que Alemania Occidental formaba parte, pero lo cierto es que los muros eran en su inmensa mayoría demasiado débiles para soportar un ataque directo; todo el mundo, dentro y fuera de la RDA, sabía perfectamente que el objeto del Muro era impedir la salida de los súbditos de Alemania Oriental.

Vías del tren cortadas en seco por la frontera interalemana. Del lado oriental, las vías simplemente fueron retiradas. 

Esquema de la zona fronteriza entre las dos Alemanias, vista desde la federal (clic para ampliar). DDR marca el territorio de la RDA. En el esquema se puede ver la verja electrificada, la zona de exclusión, las torres de vigilancia y la pista para la cirulación de los temidos guardias fronterizos germanoorientales. Para los habitantes del Este el muro real empezaba a cinco kilómetros de la frontera, franja en la que sólo se podía penetrar con autorización escrita. El tramo comprendido entre ese límite y la frontera era conocido en toda Alemania como “la franja de la muerte”, por los casi mil ciudadanos orientales que fueron tiroteados en ella.

Otra vista más del muro en mitad del campo (fuente)

Uno de los casos más extremos de división fue el de Mödlareuth, también conocido como el pequeño Berlín. Mödlareuth es un pueblecito de poco más de cincuenta habitantes que, por ese extraño humor que tienen el destino y la Historia, quedó dividido en dos allá por los inicios del siglo XIX. Un arroyo de apenas medio metro de ancho que discurre por el pueblo fue establecido como límite entre Baviera y Turingia, lo que mucho tiempo después conllevaría tener dos alcaldes, dos cófigos postales, dos prefijos telefónicos y matrículas de estados distintos. Nada grave, de todas maneras, hasta 1945. La división en zonas de ocupación se basó en fronteras históricas y el límite entre las zonas rusa y americana fue establecido precisamente en el arroyuelo Tannbach, que con sus dos palmos de ancho pasó a la historia como la frontera entre dos bloques y dos superpotencias.


Una vista del muro del «Kleine Berlín», Mödlareuth (clic para ampliar), tomada en 1985 por un soldado de Alemania Occidental (fuente)

El pueblito dividido entre Turingia y Baviera no sufría demasiado por su condición de dividido; había una escuela, una iglesia, un bar, esas cosas. A efectos prácticos la división no existía. Entre 1949 y 1952 la circulación entre ambas mitades del pueblo fue libre siempre que se contara con un salvoconducto que las autoridades orientales expedían sin demasiado problema. La cosa cambió cuando se decretó el cierre de fronteras. El paso fronterizo fue cerrado y el cruce se prohibió. Se expulsó a los que residían en la zona de seguridad junto a la frontera y se alzó una valla de madera de casi dos metros de alto. La valla se iría reforzando con los años hasta que en 1966 se levantó un muro en toda regla, de 700 metros de largo y tres de alto, con una zona de seguridad de cincuenta metros. La zona fronteriza permanecía iluminada y vigilada las veinticuatro horas por guardias armados. Se instalaron sistemas de disparo automático accionados por cables, que muy frecuentemente eran activados por la fauna local y despertaban al pueblo con su estruendo. Todo para separar a las pocas docenas de habitantes con las que contaba el pueblo a ambos lados de la frontera. Allí el muro no cayó el 9 de noviembre de 1989, sino exactamente un mes más tarde, cuando las tres semanas de manifestaciones diarias con antorchas y velas a ambos lados de la frontera dieron su fruto y los soldados de la RDA abrieron un hueco de cinco metros en el muro.

Otra vista del muro en Mödlareuth (fuente). Parte de él se ha conservado como museo al aire libre y puede ser visitado (qué ganas, por Dios)

Fuentes: Recomiendo la compra en Amazon.co.uk del libro de Brian Rose The Lost Border, que efectua un recorrido fotográfico por el Telón de Acero a través de cuatro viajes que realizó allí en los ochenta. Son catorce libras esterlinas (en Amazon.es, sin embargo, son cuarenta euros, gastos de envío aparte, así que mejor desde el Reino Unido).

Algunas de las fotos (las de los edificios en la frontera, la de la playa y la de las vías) las he escaneado de The Berlin Wall and the Inner German Border, cuya compra y lectura también recomiendo.

Más fuentes: Wikipedia en inglés (1, 2, 3, 4) y castellano (1, 2). Sobre Mödlareuth, aparecieron muchos artículos hace tres años, cuando se celebró el vigésimo aniversario de la caída del Muro. Me quedo con los de Público.es y Vanguardia.mx. También hay un pequeño reportaje de Televisión Española.

En este mismo blog, si el lector tiene un rato, puede leer una semblanza del muro en Die Mauer y su segunda parte y la crónica de las primeras grietas del Telón de Acero. También la historia del niño que acudía al colegio escoltado por el ejército. Y si tiene ganas de más, en Berlunes el Prof. Dr.-Ing. Rec. Nat. habil. Pol. Blog. A. Shopenhaua publicó una historia absolutamente genial y gloriosa sobre un tipo que se hizo un huerto a la sombra del Muro de Berlín. El jardinero fiel… al Muro.

Vista aérea de la antigua frontera, en 1995 (fuente). En la actualidad la mayor parte del viejo límite es una inmensa zona verde

20 respuestas a “Cuando había dos Alemanias – Un recorrido por la frontera interalemana

  1. Daniel 23-agosto-2012 / 8:40 am

    Sensacional. En el año 2009, con motivo del 20° aniversario de la caida del Muro, fui a Berlín y ya me quedé prendado de esa ciudad. Saludos

  2. lola 23-agosto-2012 / 10:00 am

    la fotografía nº 2 es enorme!!!

  3. Humberto 23-agosto-2012 / 12:28 pm

    Una entrada muy interesante. Más de veinte años después se siguen apreciando dos países si se sobrevuela Alemania. La forma de organización de la tierra de cultivo y el urbanismo difieren notablemente entre el antiguo este y el oeste, más allá de las fronteras tangibles. Y en cuanto a las fronteras sociológicas siguen estando más que presentes, con mirar distintos mapas estadísticos salta a la vista.

  4. Pruden (Los apuntes del viajero) 23-agosto-2012 / 8:23 pm

    Muy interesante, como ya es costumbre. Precisamente estuve por Alemania el mes pasado y resulta increíble toda la historia del Muro. Y pensar que fue hace dos días… (mi viaje no, lo del muro…)

  5. Anuro Croador 25-agosto-2012 / 4:10 am

    ahora que pienso esta es una de las entradas más simbólicas para un blog de fronteras que se precie como tal y también se precie como completo, no podía faltar una breve descripción de la frontera interalemana como de la frontera berlín-oeste, que ya las tiene (espero haberme hecho entender bien)

  6. zakur 25-agosto-2012 / 2:36 pm

    Muy bueno. Sería interesante también contar lo que pasó con el subterráneo de Berlín, cuya red también fue partida al medio, según tengo entendido…

  7. Andres 25-agosto-2012 / 6:12 pm

    Me alegro de que sigas haciento posts.

  8. tucumano 26-agosto-2012 / 1:02 am

    Genial entrada
    En este blog aprendí muchísimo sobre el justo castigo que recibio la alemania por ser nazi.
    Gracias por seguir ilustrándonos

  9. Lejosperocerca 27-agosto-2012 / 11:03 am

    Gracias por el post.
    Cuando veo las fotos me acuerdo de los comentarios de algunos que conozco que reconocen cómo se les ponen todavía los pelos de punta cuando pasan de un lado a otro de la frontera. ¡Veinte años después!
    Un saludo

  10. lamariflo (@lamariflo) 6-septiembre-2012 / 12:52 pm

    De vuelta de vacaciones y poniéndome al día con tu blog ¡y me encuentro con una entrada de mis temas favoritos! Genial.

    P.D. Sigo sin poder publicar sin entrar en una cuenta de wordpress, twitter o facebook… ¿por qué será?

  11. Pepe Decó 22-diciembre-2012 / 6:22 am

    Capitalista=democrático y comunista=totalitario?? jejejeje somos un poco tendenciosos, maestro

    • Diego González 22-diciembre-2012 / 10:18 am

      Capitalista no equivale a democrático, desde luego, pero en este caso la Alemania capitalista era democrática

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