El primer Road Trip de la historia

El concepto de Road trip, un lago viaje en coche, motocicleta o autobús por placer, necesidad, trabajo o cualquier otro motivo, es, como tantas otras cosas, un invento más o menos estadounidense. El individualismo es una de las características más acusadas de la sociedad americana, para bien o para mal, y el coche es el complemento perfecto para cualquier estadounidense medio. Hasta la aparición del automóvl, únicamente el tren garantizaba un viaje a una velocidad aceptable (digamos, superior a los treinta kilómetros por hora), y cruzar un país como Estados Unidos era prácticamente una odisea, como lo era recorrerse cuatro o cinco mil kilómetros en cualquier otra parte del mundo. La llegada del vehículo particular supuso, como hemos podido comprobar en el siglo y pico que ha pasado desde entonces, una auténtica revolución. De repente todo estaba mucho más cerca. Pero en las primeras décadas del siglo XX las carreteras pavimentadas eran escasas, también en Estados Unidos. Aún así, en 1903, un médico llamado Horatio Nelson Jackson realizó el primer viaje en coche coast-to-coast al recorrer los más de cinco mil kilómetros que separan San Francisco de Nueva York a lo largo de más de dos meses de trayecto, del que más de la mitad se hizo campo a través.

Horatio Nelson Jackson al volante de su automóvil, durante el primer road trip de la historia.

Bud, el perro de Nelson

El coche que utilizó para semejante proeza fue un Winton Tourer de ese mismo año 1903, comprado de segunda mano a un hombre de negocios californiano por tres mil dólares (quinientos más de lo que costaba un coche nuevo, pero a cambio lo obtuvieron inmediatamente, sin esperar a que lo fabricaran). Al coche le pusieron el nombre de Vermont, estado natal de Jackson. Ademas de éste, otros dos pasajeros participaron en aquel viaje: Sewall K. Crocker, un aficionado a las bicicletas que entendía algo de mecánica y se ocupó del mantenimiento del coche durante la travesía, y Bud, un bulldog que Jackson se agenció en Idaho cuando ya llevaban casi tres semanas de viaje. En vista de que Bud sufría de irritación ocular, Nelson le compró unas gafas; quizá el aspecto del perro con el artiglugio puesto inspirara a los estudios Hanna Barbera cuando crearon el personaje de Patán, el perro de Pierre Nodoyuna en los Autos Locos. (Digresión chorra: el actor que le daba voz a Patán en inglés era el mismo que doblaba a Scooby Doo. Fin de la digresión chorra).

Durante los sesenta y cinco días que duró el viaje al trío le pasó prácticamente de todo. Es lógico, teniendo en cuenta que hasta que partieron de San Francisco Jackson apenas había conducido, no tenía coche propio y no se preocupó de obtener mapas para el viaje. El equipo con el que partieron llevaba, entre otras cosas, un par de rifles con su correspondiente munición, mantas, sacos de dormir, herramientas, un par de poleas, bolsas de agua y varias latas de gasolina. Los problemas empezaron nada más salir. Cuando sólo llevaban recorridos medio centenar de kilómetros reventó el primer neumático. Lo sustituyeron con la única goma de repuesto que llevaban encima, que también era la única goma del tamaño correcto que habían podido encontrar en todo San Francisco. Tras la primera noche de viaje desmontaron los faros: eran tan débiles que no servían para nada. En Sacramento, todavía en California, consiguieron unas pocas cámaras de repuesto usadas, amén de algunos mapas. Al norte de allí, en los alrededores de Alturas (aún en California) reventaron otros dos neumáticos, y tuvieron que parar en el pueblo durante varios días para esperar los de repuesto, tras telegrafiar a San Francisco para pedirlos.

Jackson empujando el Winton tras una de las múltiples averías que sufrieron.

El viaje prosiguió tal y como estaba previsto, es decir, a trompicones y con decenas de incidencias. Varias veces se quedaron sin combustible. En aquella época no existían gasolineras (la primera abrió en San Luis en 1905), por lo que para repostar tenían que comprar latas de gasolina en las tiendas de los pueblos, que disponían de ella para maquinaria agrícola o bombas de agua. En algún lugar de Idaho el abrigo de Jackson, que contenía casi todo su dinero, se perdió, y no pudieron encontrarlo, por lo que tuvieron que telegrafiar a New Hampshire, donde residían, para que les enviaran más. En algún punto del oeste de Wyoming se perdieron por completo, y tuvieron que pasar noche en mitad del campo, a merced de los mosquitos. A la altura de Rawilns, todavía en Wyoming, el Vermont se estropeó de manera casi definitiva, y sólo pudieron continuar viaje tras pedir nuevas piezas a la fábrica de la Winton en Ohio, y esperar a que llegara el tren con ellas. No habían salido del estado cuando de nuevo tuvieron que telegrafiar a Ohio para pedir más piezas, tras volver a estropearse el coche en mitad de la nada.

Vista trasera del Vermont, con todo el equipaje y los repuestos

Por el camino el trío había ido ganando fama. Tras más de un mes de viaje la prensa se hacía eco de sus hazañas, y en cada ciudad o pueblo por el que pasaban se reunía una muchedumbre para ver con sus propios ojos a los viajeros. A mediados de julio llegaron a Omaha, Nebraska, donde la prensa y la multitud, avisados por el telégrafo desde los pueblos por donde habían ido pasando, se reunieron para aclamar a los pilotos, ya camino de convertirse en leyenda.

Cuando partieron de Omaha una auténtica caravana de coches les siguió hasta el estado de Indiana rindiéndoles homenaje. A partir de allí encontraron muchas más pistas asfaltadas, por lo que el viaje se hizo mucho más fácil. Cuatro días después de salir de Omaha arribaron a Chicago, y en poco más de una semana se habían plantado en Buffalo, ya en el estado de Nueva York. El 26 de julio de 1903, a eso de las cuatro de la mañana, Jackson, Crocker y Bud entraron por fin en Manhattan. Nadie salió a recibirlos (no eran horas, francamente), pero cuando amaneció la noticia se esparció por toda la ciudad y los viajeros se convirtieron en la comidilla de la sociedad neoyorquina.

Jackson, Crocker y Bud en el Vermont

Lo más gracioso de toda esta historia es que, al igual que el viaje que Julio Verne imagino para Phileas Fogg, todo comenzó por una simple apuesta. Unos días antes de partir Jackson defendió en el club universitario de San Francisco que el automóvil no era un simple capricho para ricos, sino que podría convertirse en un medio eficaz y rápido de viajar. Uno de los presentes apostó cincuenta dólares a que no se podía llegar en coche a Nueva York en menos de tres meses. Y perdió. Jackson tenía razón, no sólo en que podía hacerse semejante viaje en ese tiempo, sino en que el automóvil acabaría convirtiéndose en el medio de transporte más común. La aventura le costó a Horatio cerca de ocho mil dólares, entre el precio del coche, los infinitos recambios, el sueldo de Crocker, los tres mil litros de combustible y los quince dólares que le costó Bud, pero nuestro protagonista afirmó, una vez concluída su aventura, que cada dólar gastado había merecido la pena para ganar la apuesta.

Mapa del recorrido de Jackson, Crocker y Bud. Para verlo más grande directamente en Google Maps, pincha en la imagen o aquí.

Para saber más:

En la wiki inglesa, Horatio Nelson Jackson.

Horatio’s Drive, un documental sobre la aventura de Jackson y Crocker, basada en un libro homónimo. En la página hay mapas, relatos, vídeos, cartas del propio Jackson a su mujer y demás. Es muy entretenida.

16 respuestas a “El primer Road Trip de la historia

  1. jordim 23-octubre-2008 / 1:47 am

    Qué crack Horatio, Buen blog, y buena cabecera 🙂

  2. kurioso 23-octubre-2008 / 4:49 am

    …siempre quise hacer ese viaje.. es más, mis últimos cálculos (alquiler coche+billetes de avión a Nueva york +gasolina y hostales) eran también unos 8000$..

    Kurioso

    Buen apunte!

  3. presodemilibertad 23-octubre-2008 / 12:49 pm

    Enhorabuena por el post.
    Lo de los Road Trips es algo muy asentado en EEUU. Hay muchas páginas web y libros sobre el asunto.

    Kurioso: para mi también es uno de los viajes soñados el cruzar Norteamérica de costa a costa, aunque creo que se puede hacer por algo menos de lo que dices, por ejemplo yendo dos o tres en el coche para compartir gastos.

    Un saludo.

  4. Max Birrax 23-octubre-2008 / 8:28 pm

    ¿Locos o románticos? Creo que las dos cosas, como todos los aventureros de la época. Magnífica entrada, me ha encantado. Gracias.

  5. selvatgi 23-octubre-2008 / 10:09 pm

    Me ha encantado la historia. La apuesta de 50 dolares no era mucho, pero sin duda valió la pena. Mas de un siglo después aun nos acordamos de ellos. Fueron unos auténticos pioneros.

    @kurioso nada, alquilamos un autocar y lo hacemos los seguidores de blogs todos juntos.

  6. Swi 27-octubre-2008 / 8:08 pm

    Dices a distancia aproximada de costa a costa es de unos cinco mil kilómetros, no he visto -quizá se me ha pasado- la distancia total recorrida en esta aventura, pero si el consumo de combustible fue de 3000 litros, el rendimiento del motor de ese coche me parece un poco penoso.

    Pero lo gracioso del asunto es que lo hiciese por los 50 dólares de la apuesta. Supongo que eso sólo fue la excusa.

  7. nuri148 6-agosto-2013 / 12:15 pm

    Perdón por acotar en un post tan antiguo, sin embargo es relevante:
    No habrá sido un viaje tan largo ni tan accidentado, pero si hablamos de primer road trip, creo que el honor le corresponde a Bertha Benz:
    http://nuri148.blogspot.de/2011/08/idola-bertha.html

    • Diego González 7-agosto-2013 / 4:01 pm

      Gracias por el enlace. Te lo robo para hacer una entrada con la historia 😀

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