Las lenguas amenazadas del Año Nuevo

La entrada de hoy es especial por muchas razones. Primero, porque es la última del año, obviamente. Segundo, porque es la más larga de la historia del blog. Y last but not least, porque la ha escrito el formidable Simón Perera, apasionado por las lenguas del mundo que hoy nos ofrece el mayor repaso a lenguas en peligro de extinción que se haya escrito jamás en la blogocosa en español. Espero que lo disfrutéis. Podéis seguir también esta entrada en Tuíter, en el hashtag #2017Live. ¡Feliz 2017! 

31 de diciembre de 1999. Alrededor del mediodía, comenzaba en La 2 el programa de televisión más largo que habría visto nunca: El día del Milenio. Yo y mi padre — quien para la televisión es más o menos como el aceite para el agua — nos sentábamos frente al aparato durante casi 24 horas, solo interrumpidos por la cena familiar y Ramón García y Nuria Roca dando las campanadas en la 1. Durante todo ese tiempo, seguimos cómo el año 2000 llegaba a países de todo el mundo, desde Nueva Zelanda hasta los Estados Unidos. Sí, señores, no se hace uno friqui en un día.

Años más tarde, servidor comenzó a ser lector de este genial blog que ustedes leen ahora. Es tradición lógica del mismo celebrar el Año Nuevo con un seguimiento de su entrada alrededor del mundo, desde los confines orientales de la Línea de Cambio de Fecha hasta sus confines occidentales. Pasó en 2009–2010, 2013–2014, o 2014–2015. El año pasado volvimos a tener seguimiento fronterero, esta vez por Twitter, con el hashtag #2016live.

Todo esto se fue confabulando en algún lugar de mi cerebro para inspirarme a hacer algo parecido. Recorrer el mundo a medida que llegaba un año nuevo, con un hilo conductor. Y para este hilo conductor había dos posibilidades, mis pasiones: la ciencia o la lengua.

Lo único que faltaba fue acordarme de un mapa que descubrí hace unas cuantas semanas. En él, la UNESCO concretaba la posición y el estado de todas las lenguas de cuyo peligro de desaparecer tiene constancia. Una realidad que se nos antoja lejana, en el tiempo o en el espacio, pero que no lo es tanto. De las aproximadamente 2500 lenguas en peligro, muchas se hablan cerca de casa: 128, en Europa (4, en España); y cientos, en Sudamérica.

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El orden de entrada en 2015, país por país

Y se acaba el año, una vez más. Se extingue 2014, amanece 2015, los caricaturistas de todo el mundo hacen la misma maldita viñeta con el año que finaliza representado por un anciano y el año que comienza personificado en un bebé, repasamos los propósitos que hicimos al iniciarse 2014 y comprobamos como hemos incumplido todos ellos, y lo que es peor, que ya por la segunda semana de febrero sabíamos que iba a ser así. Llega 2015, decíamos. Pero, obviamente, no llega a todos los lugares al mismo tiempo. De hecho hay países en los que celebrarán la entrada en 2015 mientras en otros puntos de la Tierra aún es 30 de diciembre. Y fieles a la tradición de cada año y a nuestra vocación de servicio público, y dado que ha habido cambios relevantes respecto a la situación del año pasado, vamos a repasar el orden de entrada en 2015, país por país.

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La columna en el desierto

Lo bueno que tiene el desierto australiano es que hay muchas cosas que ver, lo malo es que esas cosas están muy lejos entre sí. Alice Springs es la ciudad más grande del desierto, con sus veintipico mil habitantes, que suponen el 12% de la población del Territorio del Norte, un inmenso páramo de millón y medio de kilómetros cuadrados habitado por doscientas mil personas. El aeropuerto de Alice Springs, sin embargo, recibe anualmente más de seiscientos mil pasajeros, de los cuales una buena parte acudirán posteriormente a Uluru, también conocida como Ayers Rock, el pedrusco gigante en mitad de la nada que es, probablemente el icono más conocido de Australia y, de largo, la atracción más concurrida del Outback. Pero un poquito más cerca de la ciudad también se pueden encontrar formaciones curiosas. A 130 kilómetros al sur de Alice Springs (algo más de 150 por carretera, o algo semejante a una carretera) se encuentra Chambers Pillar, o la Columna de Chambers, un pilar de 350 millones de años de antigüedad y más de cincuenta metros de alto hecho de la misma arenisca que Uluru y destacando casi igual sobre el desierto de alrededor. La Columna es, de lejos, lo más alto en centenares de kilómetros a la redonda y sólo la aplastante fama de Ayers Rock (unida a su ubicación en mitad de la nada) impide que sea, al menos, un poco más conocida.

La Columna de Chambers al amanecer (clic en la imagen para ampliar). © ian47au

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Google Middle of Nowhere View

Hace unos días el famoso Street View de Google amplió sus servicios, añadiendo a su catálogo un par de ciudades españolas, como Oviedo o Zaragoza, y también otras británicas, como Londres, Edimburgo o Belfast. En los últimos meses, además, las áreas metropolitanas de Barcelona y Madrid también han sido agregadas al servicio, pudiendo uno echarle un ojo a lugares tan alejados de la capital de España como Hoyo de Manzanares o Moralzarzal, a casi 50 kilómetros de la ciudad. En EE.UU. la cobertura no sólo abarca ya las grandes ciudades, sino la mayor parte de las áreas urbanas del país y las principales vías de comunicación, incluyendo muchas zonas rurales y perdidas por la América Profunda. Sin embargo, donde más lejos han llegado los chicos de Google en sus fotografías lejos de la gran ciudad ha sido en Australia.

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Las coberturas del Street View en Dakota del Norte (EE.UU.) y la zona central de Australia.

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Las cuatro esquinas de Australia

Hablábamos la semana pasada sobre las cuatro esquinas de Estados Unidos y Canadá. Hay un tercer país, casi igual de grande, que también tiene sus particulares cuatro esquinas; Australia. A diferencia de las americanas y las canadienses, las cuatro esquinas australianas son, efectivamente, cuatro, no una. A lo largo de la frontera del estado de Australia Meridional, cada punto de interés está marcado con un disco de bronce sobre un poste de hormigón, y tiene su propio nombre, y su propia historia detrás.

Las cuatro esquinas de Australia… Meridional

Las fronteras internas de los estados que componen Australia son un tanto sencillas. Si bien no llegan a las formas rectangulares de Colorado o Utah (reconozcamos que para un escolar de Salt Lake City aprenderse la geografía de su estado debe ser algo más fácil que para un español o un austríaco, pongo por caso), esto es así únicamente porque las costas australianas no son rectas. Los estados australianos son herencia directa de las colonias británicas en el continente, y sus límites vienen establecidos por distintos meridianos y paralelos, salvo en el caso de Victoria, cuya frontera norte (con Nueva Gales del Sur) discurre junto con el río Murray, de 2.500 kilómetros de longitud.

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